El miércoles 15 de noviembre de 2023, tuve la oportunidad de participar en la
primera sesión de servicio en el barrio de La Mina.
Antes de esta experiencia, llevaba conmigo una mochila llena de prejuicios, influenciada tanto por los medios de comunicación como por mi entorno familiar, quienes siempre habían hablado negativamente sobre el barrio.
Durante la primera sesión, mi compañera Evelyn y yo entrevistamos a un bibliotecario de la biblioteca local. A medida que le formulábamos preguntas, esos prejuicios empezaron a desvanecerse gradualmente, ya que él desmentía las percepciones negativas que existían afirmando que no eran más que casos puntuales que podrían pasar en cualquier otro sito. Lo mismo ocurrió en la segunda sesión con los jóvenes no escolarizados. Cada prejuicio fue refutado ya que nos resaltaron los aspectos positivos, como los valores predominantes en el barrio, tales como el respeto y la hospitalidad. Sin embargo, la última sesión en el centro del CAP con los profesionales nos proporcionó una dosis de realidad al explicarnos que aún hay muchas necesidades sin cubrir en el barrio y que hay mucho por mejorar.
Estas tres sesiones cambiaron por completo mi percepción del barrio. En primer lugar, el hecho de caminar por el barrio completamente segura, desmintiendo así mi prejuicio de que era inseguro. En segundo lugar, la interacción con la gente demostró que todos son respetuosos, y en ningún momento me sentí incómoda.
Mi conclusión es que el barrio no es más que una víctima de la manipulación mediática, que alimenta el odio hacia la diversidad étnica y nacional. En comparación con otros barrios desfavorecidos que he visitado, La Mina se sitúa al final de la lista, ya que cuenta con una amplia variedad de actividades que promueven la inclusión social y la igualdad. Repetiría esta experiencia sin duda.